Pilar y Sergio se conocieron como sucedía antaño, en las fiestas del pueblo, con 15 y 16 años respectivamente. No intercambiaban mucho más que un saludo ya que Sergio es muy tímido hasta que una noche que coincidieron en otro pueblo él le pidió su abanico con mucha gracia y dijo que se lo devolvería luego. Al encontrarse en otro bar su abanico estaba roto y las disculpas ofrecidas por Sergio hicieron mucha gracia a Pilar quien pensó "mira este chico con lo tímido que parecía..."
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