Mallorca fue testigo de la unión de Bea y Luis con unos de sus preciosos enclave como es la finca Fangar que cuenta con unas instalaciones y unos jardines perfectos para celebrar una boda al aire libre con el sol que acostumbra a lucir en esas tierras.
La boda se celebró el 14 de octubre de 2017. Fue una boda de estilo rústico y mediterráneo, sencilla y romántica. Toda la decoración era espectacular, de ello se encargó el equipo de quien también trabajó en la organización y coordinación del día.


Pusieron una zona Chillout  mogambo con sofás en crudo, butacas de mimbre y cojines en colores verdes, crudos, de llengos mallorquinas y cajitas de madera con flores elegidas.




En la ceremonia utilizaron paniculata sobre la mesa de madera para el altar y prendidos de ramas de olivo y paniculata atados con rafia para las sillas.  El árbol que enmarcaba el altar también lo decoraron con botes colgantes con paniculata. También hicieron un pasillo con cestas siguiendo la línea de la decoración.


Para las mesas escogieron unos centros formados por diferentes jarrones en distintos tamaños junto con botellas con margaritas, camomila, un camino verde y limones.






De la papelería se encargó Mivart. Preciosa y en total consonancia con el resto de a decoración.

Hubo música en directo durante toda la boda, en la ceremonia de la mano de un pianista y en el aperitivo un cuarteto.



Regalaron a los invitados narices de payaso de la Fundación Theodora. Un regalo solidario siempre es una gran opción.



La novia llevaba vestido Inmacle totalmente acorde al estilo de la boda. Para los zapatos confió en Franjul con un diseño sandalia peeptoes en un tono verde agua.





La peinó Laura Gisbert y eligió un tocado de Suma Cruz para adornar la melena con ondas que lució ese día. Del maquillaje se encargó Cristina Isern.



El ramo era de aspecto silvestre y estaba compuesto por margaritas, paniculata, olivo y lavanda.


De todo el reportaje fotográfico se encargó Abraham García cuyas instantáneas no pueden ser más bonitas.